La simpatía afable, don de gente y sencillez que demuestra en cada intercambio de palabras, inspira a cualquiera a entablar una larga charla para conocer al músico de noble carácter y al maestro que se expresa con vehemencia de sus alumnos, provocando la admiración de su trayectoria musical como a su persona.

Dicen que con un saludo no basta para conocer a una persona, pero en esta ocasión, el saludo fue motivo de un buen inicio, para dar cuenta de la calidez humana del pianista que con la magia de sus manos transmite desde el sutil saludo, su cordialidad y dedicación.

Rodrigo González Barragán, es un artista regiomontano nacido en 1959 que al preguntarle sobre su infancia, cambia el semblante de cualquiera al dibujar en su rostro una sonrisa que contagia de vivencias que no nos pertenecen y que forman una etapa de su vida en donde sus tías Marcilia y Bertha Cueva y su abuelita Dea, fueron quienes con su piano lo entusiasmaron a que  siguiera el camino de la música.

Al llegar a la adolescencia, se dio cuenta que su vocación era la música, pero al tratarlo con sus padres, el panorama no pintaba del todo bien para Rodrigo, ya que siempre le anteponían que la carrera de músico no era una verdadera profesión que dejara mucho en el país y le propusieron tener en mente otras posibles profesiones.

El hoy egresado de la Universidad de San Antonio, Texas, inició sus clases con la maestra Esther Treviño y Genoveva De Vadillo y más adelante en Estados Unidos la instructora Leticia Flores Penn, lo motivó a que siguiera preparándose y así fue como ingresó posteriormente a la Universidad de Texas en Austin con el profesor David Renner y donde demostró con ímpetu que su carrera como músico valía la pena. Aquí el ahora director de la Expresión cultural y Artística se graduó con honores y recibió el título de doctor en Artes Musicales bajo la dirección de Nancy Garrett.Como tesis doctoral escribió uno de los mayores logros profesionales Estrategias para Memorizar Notas Musicales y que hoy los pianistas utilizan para tomar decisiones de interpretación y aplican en sus presentaciones en público.Cada vez que Rodrigo recuerda sus momentos familiares, se le vienen a la mente las melodías de Sebastián Bach, compositor alemán que influyó en él cuando era niño, porque le agradaba oír en sus melodías como las voces de los diferentes instrumentos iban dialogando y creando una serie de relaciones entre si y al compositor clásico romanticista Johannes Brahms, quien para él, es uno de los mejores compositores considerando que su música es la más fina y la más completa, platicó el maestro de complexión alta y frente amplia.Rodrigo no solo es un músico de época, le gusta viajar por el mundo con el fin de ampliar sus conocimientos musicales, toma cursos, porque dice estar consciente de que todos los días se puede aprender y que es de mucha utilidad para abrir la mente, los ojos y las manos, esas manos dispuestas a deslizarse por cada tecla para crear la perfecta sinfonía.

Cuando se trata de transmitir música para el público, a Rodrigo le gusta ser mesurado, economiza sus sentidos y deja a un lado la exageración de los  movimientos en el escenario, ya que ganarse al público no es tarea fácil, para el pianista es una actividad muy amínica y por ello el pone en práctica ciertos aspectos que pocos músicos consiguen.

A la hora de tocar, el artista debe de estar conciente de aplicar las cualidades que la mayoría de los músicos deben de tener para transmitir el sentimiento adecuado, como inteligencia, perseverancia, capacidad de transformar, imaginación, paciencia y disciplina, para ganarse a una audiencia.

El estilo que caracteriza al vicepresidente del patronato tecnológico de música y danza del ballet de Monterrey el lo define como una noción matemática y explica que las mejores fórmulas son las compactas a la hora de tocar y hacer música. Un estilo que si bien no lo impone, trata de mostrarlo en las aulas formativas, donde con paciencia dedica tiempo para enseñar a sus alumnos el placer de vivir y sentir música.

Sus clases se alejan de todo método de enseñanza común, el aplica el método Suzuki  para acelerar el aprendizaje de una manera completa con los instrumentos musicales como el violín, piano y flauta, pero principalmente para crear un vínculo afectivo entre sus alumnos y ligarlo con el aprendizaje y su desempeño.

Actualmente el delegado del Método Suzuki en Monterrey vive una de sus mejores etapas, se considera muy afortunado por las experiencias que ha tenido y aprendido , está muy feliz con los cargos que desempeña como Vicepresidente en el Patronato Tecnológico de Música y Danza del Ballet de Monterrey, con proyectos en los que se trabaja para la adquisición de instrumentos de la Academia, es también delegado del método Susuki de Monterrey, que tiene sede en México y Guanajuato y personalmente tiene un ambicioso proyecto de traer a Monterrey personalidades del piano y de otros instrumentos musicales de nivel nacional como internacional. 

Los anhelos que tiene para el futuro son conocer y aprender más de música, seguir dando clases y continuar haciendo lo que le gusta; música, música y música, que para el es sinónimo de expresión y de vida para el artista que construye emociones con sus manos frente al piano, dejando fluir melodías que te envuelven en la paz de una perfecta sincronía con el tiempo, armonía y sentimiento.